El sensor de gas es un dispositivo excepcional que detecta y mide la presencia y concentración de diversos gases en el ambiente. Funciona basándose en diferentes principios, como reacciones químicas, cambios en la conductividad eléctrica o propiedades ópticas. Existen diversos tipos de sensores de gas, como los que detectan monóxido de carbono, metano, amoníaco y compuestos orgánicos volátiles. Su aplicación es amplia en diversas áreas. En entornos industriales, monitorizan los niveles de gas para garantizar la seguridad en el trabajo y prevenir explosiones. En la vida diaria, se encuentran en los detectores de fugas de gas domésticos. Además, en la protección del medio ambiente, ayudan a medir los niveles de contaminación atmosférica, proporcionando datos cruciales para la evaluación de la calidad del aire y las estrategias de control.